Len Corea del Surun estado que tiene unos 52 millones de habitantes, es un país lleno de fascinantes contradicciones. Descubierto y mimado por Occidente, también gracias al reciente fenómeno K-pop y su refinado cine, a pesar de estar entre los más modernos y ricos del sudeste asiático, mantiene una cultura rígidamente patriarcal.
Y es precisamente de un planteamiento rigurosamente machista de donde derivan algunos de sus problemas, como el de rol muy marginal de la mujer, obligada por estereotipos estéticos a cuidar mucho su aparienciatratados como objetos sexuales, confinados en el hogar o discriminados en el trabajo.
Por supuesto, mucho ha cambiado desde que, en la década de 1960, cada mujer en el campo producía un promedio de seis hijos. La revolución industrial y el poblamiento de las ciudades han favorecido la escolarización y la inclusión de la mujer en el mercado laboral.
Así es Corea del Sur hoy se convirtió en el país con la tasa de natalidad más baja del mundo: 0,78 hijos por cada mujer. Y no ha habido una campaña de nacimiento exitosa.
Las mujeres aspiran a la independencia económica para escapar del matrimonio y la vida familiar caracterizada con demasiada frecuencia por el abuso y la violencia doméstica.
Un problema que ahora se ha salido tanto de control que algunas mujeres han reaccionado fundando un movimiento ultrafeminista que rechaza el matrimonio, los hijos, las aventuras amorosas y el sexo. Cuatro “no”, de ahí el nombre del movimiento, 4B, que rechaza cualquier relación con los hombres.
La reacción podría parecer desproporcionada si no fuera porque la condición femenina es realmente insoportable. Y se ha vuelto peligroso con el nacimiento, desde hace unos diez años, de movimientos antifeministas de ultraderecha que han atacado a las mujeres.
¿Cual? Obviamente los educados que no quieren tener hijos por egoísmo. ¿Te suena familiar? Cierto, en todos los países misóginos, el primer frente de ataque para las mujeres es la educación y el instrumento de presión más fuerte es el chantaje de la natalidad.
Piénselo la próxima vez que escuche eslóganes aparentemente inocuos que plantean la cuestión de peso del futuro de la humanidad solo en las mujeres.
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