9.
“Me encanta el silencio. Mi marido se suena la nariz al menos 20 veces al día, no normalmente, pero sí MUY fuerte, con el claxon. Hace vibrar todos sus pañuelos faciales cada vez, y jura que así se le limpia mejor, pero la realidad es que sólo le inflama más la cara. Pero es un hábito y lo será para siempre. Además, las preguntas. Quiere saber dónde estoy, qué estoy haciendo, qué hay para comer, cómo prepararlo, con qué acompañarlo, qué ropa tiene limpia, qué ropa debería ponerse y hace otras preguntas al azar que no tienen nada que ver con nada. Entre los ronquidos, los ruidos fuertes de la mañana y cantar sus canciones favoritas, el hombre hace muchos ruidos fuertes. Así que cuando está fuera de la ciudad, no hay ningún tipo de ruido, ni televisión ni música ni nada. Sólo silencio. Hombre, me encanta eso”.
“Hubo un tiempo atrás en que todas esas cosas me molestaban casi hasta la muerte, pero pensar que podría llegar un día en que NO PUEDA escucharlo desde abajo realmente enfrió mis quejas”.
—altenbas