Las lágrimas interminables de Dybala: sus compañeros le organizan la fiesta. Y el estadio pita a Agnelli

Al término de los festejos por Giorgio Chiellini, el grupo abandona espontáneamente al equipo para saludar el último partido en el Estadio Joya

La imagen más hermosa llega cuando al finalizar el momento oficial de los festejos por la despedida de Giorgio Chiellini en el Estadio, se crea un grupo de jugadores de la Juve en medio del campo, desde donde en un momento dado la figura es lanzada hacia el cielo, de Paulo Dybala, izada por sus compañeros. Esa fiesta que la empresa no le había organizado, se la reservan los amigos del campo con los que compartía cada día, y su gente. Porque el contraste de una despedida que uno decide celebrar y el otro no, red de dos historias y dos finales diferentes por construcción, es demasiado estridente como para no desencadenar espontáneamente el homenaje a Joya. Y con ello los silbidos de amor por Paulo cuando la gran pantalla encuadra al presidente de la Juventus, Andrea Agnelli, en esas situaciones.

bajo la curva

La imagen más hermosa de la velada continúa cuando es Leonardo Bonucci, el nuevo capitán de la Juventus ahora que se van Chiellini y Dybala, para enfrentarse a Paulo aún en lágrimas para llevarlo bajo la curva. Lágrimas desesperadas, y qué contraste con la sonrisa de Chiellini, quizás porque uno escogió y el otro no: lágrimas derramadas, imparables, enmarcadas mientras su novia Oriana lo inmortaliza todo con el teléfono y las imágenes perduran sobre Agnelli y el to.d. Arrivabene, que aplauden desde el banquillo. Vlahovic carga a Paulo a la espalda y lo lleva al hombro para la última carrera hacia la esquina. Avance rápido de unos veinte minutos: Dybala vuelve a salir del vestuario con Vlahovic y Morata, y es en estas situaciones donde se deja entrever la amistad, para las últimas fotos de recuerdo desde el césped de casa. Ahora que Dybala, cuando se acaban las lágrimas, tiene cara de quien saborea el momento. Como si fuera el último. ¿La gran sugerencia? El mensaje homenaje de quien le dejó la camiseta con el número 10 y podría recuperarla ahora que ya no está: Paul Pogba.

La salida del campo

Si Giorgio Chiellini saludó al Allianz Stadium en el minuto 17, como sus años en la Juventus, para Paulo Dybala Massimiliano Allegri no esperó al 82, cuántos tienen los goles de Joya en la Serie A con la camiseta de la Juventus (los 115 en total le valieron el puesto de noveno goleador cada era): es el 78′ cuando la mesa de cambios llama a su número -y en ese momento del partido se temía que no volviera a ocurrir- con la entrada en su lugar de 2002 Martín Palumbo y el último ovación de pie en blanco y negro desde «su» Allianz Stadium. Paulo había llegado con el homenaje ya en el minuto 10 de Dusan Vlahovic, que marca y celebra con la máscara Dybala, la exultación de Paulo. Siete minutos después sale Chiellini y le ata al brazo el brazalete de capitán, quizás el último. Al 36′ Morata marca el 2-0 y enseguida va a abrazar a Joya, que había encendido la acción con una jugada suya. Da la casualidad de que son los de la foto de recuerdo al final de la velada. Al final de la primera parte, Locatelli también tuvo palabras para el argentino antes de volver al vestuario: «También quiero hablar de la despedida de Paulo. Es un chico muy bueno, lo vamos a extrañar a él y a Giorgio. Estoy feliz y honrado de haber jugado con ellos».

los homenajes

Pero las lágrimas habían comenzado mucho antes del pitido final. Paulo Dybala inició la velada junto a Giorgio Chiellini, dirigiendo al equipo a la salida de los vestuarios para el calentamiento, y la terminó en brazos del capitán, tras abandonar el campo. El cuarto árbitro llama al cambio y todo el Estadio se pone en pie en el minuto 78, los niños lloran en la grada (y no es una imagen retórica, ahí está el ensayo de la tele), los compañeros se juntan en medio campo para saludarlo: abrazo de Bernardeschi, el saludo de Kean y Pellegrini, todo empieza a abrirse paso en un intento por no conmoverse. Cuando sale del terreno de juego, también lo abraza Allegri y a su lado también está Sarri, el técnico con el que Paulo disputó su última temporada como protagonista, además de la última temporada como campeón de la Juve. Hola con la mano a la tribuna, el saludo a Landucci y lejos en los brazos de Chiellini donde las emociones ya no pueden contenerse.

El recorrido por el campo

El público lo invoca bajo la curva y comienza el recorrido por la cancha: autógrafos, bufandas al cuello, hasta el teléfono de un joven hincha para una selfie, recuerdos que quedarán para toda la vida. Tanto es así que cuando llega el triple pitido, y aún cuando empiezan los festejos por Chiellini, Dybala sigue dando vueltas en el campo. Cuando llega el momento de la pausa de Giorgio, Morata toma del brazo a Paulo y lo besa, para consolarlo ante un conflicto que no puede lastimarlo. Porque para Dybala no había nada organizado. Pero las fiestas más bonitas son las que surgen espontáneamente.



ttn-es-14