El sábado, todas las hermanas, diez en total, se trasladarán a su nuevo lugar. Los preparativos comenzaron hace dos años, pero no deja de ser una emotiva despedida. “Hemos vivido muchas cosas aquí: momentos bonitos, momentos tristes. Fiestas, grandes fiestas… Tendríamos que renovarnos y dijimos: no vamos a empezar con eso. Es demasiado caro y no podríamos hacerlo, quedan pocas hermanas”, dice la hermana Lucrese.
Sor Lucrese, de 64 años, es la hermana más joven del convento. Llegó en 1977 y no se han añadido novicias en los últimos 45 años. Especialmente las hermanas mayores temen mudarse, pero las residentes más jóvenes esperan con ansias su nuevo lugar sin escaleras.