Las fábulas de La Fontaine son espantosas, de una manera deliciosa.


Hoy en día obtenemos nuestras costumbres de internet o del vecino, pero durante mucho tiempo las fábulas nos enseñaron sabias lecciones sobre la vida. Cuentos cortos en los que los animales hablan y cuentan qué es virtuoso y qué no. Las fábulas de Jean de La Fontaine se encuentran entre las obras maestras de la literatura francesa y fueron retraducidas recientemente por Ed Franck en honor al 400 cumpleaños de La Fontaine. Esto resultó en no menos de 26 lecciones morales bellamente ilustradas que parecen haber resistido sin esfuerzo la prueba del tiempo.

A la hora de escribir, La Fontaine se inspiró en poemas de Esopo, quien ya se había aventurado en la personificación seis siglos antes de Cristo. La Fontaine también entendió que escenificando animales en lugar de personas se podía criticar impunemente a la sociedad. Sí, incluso se podía practicar la sátira política, lo que no solía estar exento de riesgos en el siglo XVII.

Ilustraciones agresivas

Ed Franck, un autor polifacético que ganó varios premios flamencos, ha retraducido con precisión la obra de La Fontaine. El texto es fresco, pero fiel a sus orígenes. Cada fábula está en rima como de costumbre, pero nunca tiene un tono infantil y es fácil de leer de forma independiente para los niños mayores. Aunque algunas oraciones, incluso con sus palabras cuidadosamente elegidas, se sienten un poco forzadas. Esto tiene que ver con el orden de las palabras en la oración. Por ejemplo, en ‘El lobo y el cordero’ leemos: ‘El más fuerte siempre tiene la razón, eso es demasiado cierto./ Está claro por lo que está a punto de leer.// Un cordero bebió junto a un río limpio./ Un lobo se le apareció a la bestia indefensa./ “¿Cómo te atreves a poner mi agua tan turbia?”, gruñó, con las fauces abiertas./ Castigaré tu audacia.’ La última oración se siente antinatural, pero finalmente es tarde fábulas fácil de leer en esta hermosa retraducción.

Agresivo y amenazante son las palabras que primero vienen a la mente al mirar las ilustraciones, que contienen mucho negro y rojo. El lobo de la fábula mencionada arriba cuelga amenazante sobre la mesa donde está tomando una copa con una pequeña oveja en una camiseta con el signo de la paz. Hay poca simpatía que emana de los dinámicos estampados de animales que Rébecca Dautremer ha trabajado en detalle. Su cabeza de lobo negro se extiende a lo largo de dos páginas, el cabello sombreado de negro, ojos y boca e incluso algunos de sus dientes rojos como la sangre.

Pequeña rata

El león de la fábula ‘El león y la rata’ de ojos rojos fijos que sostiene una pequeña rata sobre su pierna tampoco presagia nada bueno. “Pero el tiempo y la paciencia son capaces de más que la fuerza y ​​la ira y el odio ciego”, nos enseña felizmente esta fábula. Las huellas son espantosas de una manera deliciosa, como mirar a través de los dedos las escenas de miedo de una película.

Rébecca Dautremer le da a la exitosa retraducción de Ed Franck ese toque extra de amenaza, de modo que las fábulas ciertamente dejan la impresión para la que fueron escritas. Ella hace más que ilustrar, ayuda a crear la experiencia de la lectura, lo viejo recibe un nuevo abrigo sin perder su origen y así, después de muchos halagos de Vos, el Cuervo canta su canción en un esmoquin, donde, tal como estaba previsto, el queso de su pico antes de que el zorro caiga a sus pies. Franck y Dautremer tienen con esta nueva edición de fábulas honrado el género.



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