Lágrimas, magia y autos dorados: Asamoah Gyan, el más grande que nunca ha sido grande

El Ghana-Uruguay es su partido: hace 12 años falló el penal que le costó la eliminación a las Estrellas Negras ante la Celeste, pero sigue siendo un ídolo absoluto no solo en casa

Volvió a su habitación, el mundo acababa de derrumbarse sobre él. No podía dormir. Así que se levantó, cogió un bolígrafo, arrancó una hoja de una agenda. Y escribió: «Soy Asamoah Gyan, tengo veinticuatro años y estoy desesperado». La carta empezaba así. Y luego continuó: «No dormí, lloré toda la noche. No tanto por mí, sino por los hermanos africanos que creyeron en mí». Si hubiera habido un niño allí, se habría dibujado las lágrimas que flotan entre una línea y otra. Pero había un hombre lidiando con su dolor. Ese hombre era Asamoah Gyan, el más grande que nunca fue, realmente, grande.



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