Medallas y récords, pero también historias de valentía y reactividad y de familias que no se rinden ante las dificultades.
Cuando definimos a los fenómenos deportivos como héroes, no estamos incurriendo en retórica. El espíritu competitivo de nuestra era, de hecho, es la versión moderna de la epopeya de Homero: campeones en lugar de guerreros griegos y troyanos. Y en los Juegos Paralímpicos de París hay innumerables héroes: el único evento del mundo en el que cada participante tiene una historia detrás que vale un gran titular, una página entera de periódico, una historia que transmitir, una victoria incluso antes de competir. Son personas que no han sido detenidas por una bala perdida, por una fractura de espalda, por un maldito accidente, por una malformación genética: ¡cuánta admiración!