La policía está investigando más de treinta robos en vehículos comerciales en el norte de los Países Bajos. Los robos se cometieron entre finales de marzo y mediados de abril.
El empresario André Cazemier todavía lo odia. La semana pasada, el autobús de su empresa en Appelscha fue vaciado por la noche después de que los ladrones accedieran al autobús cortando el exterior del autobús. Un incidente molesto dirías, pero días después hay poco más de incidente.
La policía ha estado grabando un informe tras otro en los últimos días. El contador ahora está en 33. Para los propios empresarios, las uvas están agrias: su daño asciende a miles de euros. En el caso de Cazemier, tiene un autobús bastante nuevo, treinta mil euros, dice.
Lo que más pica a Cazemier es la forma en que procedieron los ladrones. “En las imágenes de la cámara, he visto a dos hombres con un maletín comprando en mi autobús. Y eso va tan bien que parece que se sienten inviolables. Eso me enoja por completo”, dice.
Los ladrones parecen tener la vista puesta en las herramientas, pero tampoco temen el trabajo más grande. “También caminan penosamente hacia los terrenos de otras personas sin ninguna vergüenza”, se queja. Los empresarios engañados quieren hacer todo lo posible para descubrir a los ladrones, aunque el propio Cazemier se niega a poner las imágenes en línea. “Entonces lo habré hecho más tarde. Pero tenemos matrículas en la pantalla. Incluso si tengo que conducir hasta Maastricht para enfrentarme a alguien, adelante”, concluye.