Los influencers se filman a sí mismos en los estadios de fútbol, justo en el medio y llenos de emociones. Los llamados vlogs de estadio se cargan cada vez con más frecuencia y se hace clic increíblemente bien: los momentos destacados del juego se pueden ver de forma gratuita. Pero la filmación de escenas de juegos está estrictamente prohibida. ¿Cómo puede ser que los videos de ViscaBarca, Trymacs y otros lleguen a una audiencia de millones y no sean advertidos? Una mirada detrás de escena muestra conexiones cercanas entre vloggers, agencias y licenciantes como Amazon o DFL. ¿Se trata menos del amor por el fútbol que de los clics y la publicidad?