Es el 14 de febrero de 1965: durante el derbi entre Samb y Ascoli, Roberto Strulli choca con su amigo-oponente Alfiero Caposciutti y nunca más se levanta
La muerte acecha en una fase cansada del partido, cuando faltan cinco minutos para el descanso y los jugadores piensan en volver al vestuario, a ordenar sus ideas y tonificar los músculos. Todo lo que está por suceder -el giro inesperado de los acontecimientos- se esconde bajo la sombra de una trayectoria banal y olvidable, pues hay decenas de ellos en cada domingo de fútbol.