De Weggeverhoek en Rijen acababa de abrir durante una semana en su nuevo edificio cuando el destino golpeó. Un bloqueo en el alcantarillado provocó que toda la tienda se inundara y gran parte del inventario quedó inutilizable.
Llorar está más cerca de Annemarie Mols que reír. “Lloré durante tres días, pero las lágrimas se han ido ahora”, dice con seriedad. Mols es el iniciador de Giving Corner Gilze en Rijen: un lugar donde las personas en situación de pobreza pueden recoger cosas para dentro y alrededor de la casa de forma gratuita. Una especie de complemento a la oferta del banco de alimentos. Desde cubiertos hasta toallas sanitarias y zapatos nuevos. Cosas que cuestan mucho si tiene que sobrevivir solo con asistencia o incluso menos.
“La tienda se veía hermosa. Pero ahora podemos empezar de nuevo”.
Annemarie y su socia permanente Yvonne son las fuerzas impulsoras detrás de la tienda con cosas gratis. Día y noche están ocupados por sus pobres conciudadanos. El Weggeverhoek parecía una tienda de verdad, con artículos bonitos y ordenados. Pero ya no queda nada de eso. Annemarie: “Renovamos todo el edificio y estuvimos abiertos durante una semana. Trabajamos muy duro con todos los voluntarios, además de nuestro trabajo normal”. Yvonne agrega: “La tienda se veía hermosa. Incluso ‘t Buske de Omroep Brabant vino a ver la apertura. Pero ahora podemos empezar de nuevo”.
Los plomeros pasaron tres días tratando de encontrar la causa de la fuga. Annemarie: “El viernes pasado, tres fontaneros vinieron de ocho de la mañana a cinco de la tarde. Se cavaron cinco hoyos afuera y finalmente descubrieron que había un bloqueo a unos veinte metros frente al edificio, por lo que las aguas residuales no podían escapar y salían en cuatro lugares diferentes de la tienda”.
“Ahora tenemos una deuda de casi seis mil euros”.
En el sitio explican a todos sus participantes lo que pasó y por qué la tienda está cerrada. Weggeverhoek es una fundación que depende casi por completo de las donaciones. Todo excepto el alquiler es donado. No solo las cosas, también el dinero que se necesita para las facturas de energía, por ejemplo. Y ahora también para el fontanero. Annemarie: “Ahora tenemos una deuda de casi seis mil euros. No tenemos eso en el banco. A través de campaña de financiación colectiva esperan poder contar con los residentes de Gilze en Rijen que le den un corazón cálido a la tienda de obsequios.