En una temporada especialmente complicada, en medio de decenas de casos de Covid y el mercado bloqueado, el técnico logró transmitir su cultura de trabajo al grupo, obteniendo resultados inesperados
No tendríamos al Thiago Motta de hoy -con su empatía, sus refinamientos tácticos y una salvación de Spezia que se acerca a pasos agigantados- sin el que había sido su tortuoso periplo inicial en el banquillo al frente del Génova, poco más de dos años. atrás. Ese era otra persona: demasiado rígido, dentro y fuera del campo, para explotar al máximo su talento.