El defensa se quedó en Milán tras un verano de idas y venidas, pero su situación contractual aún está por definir y su forma física no es envidiable: en un equipo en evidente dificultad, los apuros del eslovaco son especialmente ruidosos.
El gol en propia puerta del domingo es un punto de partida, no un caso de estudio. Pero sobre Milan Skriniar se cierne una nube fantozziana desde que comenzó la temporada, una especie de cóctel batido formado por una forma física poco envidiable y mala suerte, con una serenidad latente como añadido final que le da el sabor amargo a este inicio de temporada. Si el delicado partido de la renovación de contrato se jugará en los despachos, es sobre el césped donde el Inter de Simone Inzaghi necesita a su pilar, el jugador que incitó al técnico y a la directiva a pedir a la fuerza a Steven Zhang que renunciara a los millones franceses.