La economía de Japón se contrajo en los primeros tres meses del año, ya que su recuperación se vio obstaculizada por las restricciones de la COVID-19 y el aumento de los precios de las materias primas causado por la invasión rusa de Ucrania.
Si bien el ritmo de contracción fue más lento de lo esperado, la economía avanzada más grande de Asia ha luchado contra los crecientes costos de importación que se han acelerado por la caída del yen a un mínimo de varias décadas.
El producto interno bruto de Japón se contrajo a una tasa anualizada del 1 por ciento en el período de enero a marzo, en comparación con las expectativas de los economistas de una caída del 1,8 por ciento. Los datos se tradujeron en una caída del 0,2 por ciento con respecto al trimestre anterior, según cifras preliminares publicadas por la oficina del gabinete el miércoles.
La cifra del PIB se publicó un día después de que el gabinete del primer ministro Fumio Kishida aprobara un presupuesto complementario de 2,7 billones de yenes (21.000 millones de dólares) consistente en subsidios y donaciones en efectivo a hogares de bajos ingresos para hacer frente al aumento de los precios del petróleo y los alimentos.
La administración de Kishida se ha visto presionada para abordar la reducción de los niveles de vida causada por el aumento de la inflación antes de las elecciones a la cámara alta dentro de unos meses.
El consumo privado se mantuvo estable en comparación con el trimestre de octubre a diciembre, ya que el sector de servicios se vio afectado por un rápido aumento de las infecciones por la variante del coronavirus Omicron a principios de año.
Además de la debilidad del gasto, las exportaciones netas restaron 0,4 puntos porcentuales al crecimiento del PIB como resultado de que las importaciones aumentaron un 3,4 %, superando el crecimiento del 1,1 % de las exportaciones.
Muchos economistas esperan un repunte en el gasto de los consumidores a medida que el gobierno alivia las restricciones de Covid-19. Eso podría permitir que la economía japonesa regrese a los niveles de crecimiento anteriores a Covid en la segunda mitad del año, muy por detrás de la recuperación en los EE. UU. y Europa.
Pero Yoshiki Shinke, economista jefe del Dai-ichi Life Research Institute, dijo que se esperaba que el ritmo de la recuperación fuera débil ya que el fuerte aumento en el costo de los bienes importados perjudicó la confianza del consumidor.
“El aumento de los precios del petróleo será un gran freno para el gasto”, agregó. “El repunte económico esperado hacia finales de año puede no ser tan fuerte como se esperaba”.
Kazuma Maeda, economista de Barclays, dijo que otro factor de riesgo para las exportaciones, particularmente para los automóviles, era la interrupción de la cadena de suministro que se había profundizado como resultado de los cierres en China.
“La perspectiva de la economía global se ha vuelto cada vez más incierta”, dijo Maeda, señalando señales de una desaceleración en China y el impacto de la guerra en Ucrania en la producción industrial en Europa.