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Claudine Gay renunció como presidenta de la Universidad de Harvard luego de una aparición ampliamente criticada en una audiencia en el Congreso sobre antisemitismo en el campus que provocó un escrutinio de acusaciones de plagio en su contra, según una persona familiarizada con el asunto.
Gay fue el primer presidente negro de Harvard y asumió el cargo recién en julio. Su mandato fue el más corto en la historia de la universidad.
Su dimisión, comunicada por primera vez por el periódico estudiantil Harvard Crimson, se produce tras la de Elizabeth Magill, ex presidenta de la Universidad de Pensilvania, en diciembre, que también testificó en la audiencia ante un comité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
En un intercambio, los dos presidentes –junto con Sally Kornbluth, su homóloga del Instituto Tecnológico de Massachusetts– tuvieron dificultades para responder cuando se les preguntó si pedir el genocidio de judíos violaba los códigos de conducta de sus campus. Presionados repetidamente por Elise Stefanik, la republicana de Nueva York, ambos dijeron que dependía del “contexto”.
Esa respuesta provocó la furia de los donantes y ex alumnos de las instituciones de élite, que habían denunciado el fracaso de las universidades a la hora de emitir una condena clara del ataque de Hamas del 7 de octubre contra Israel y abordar el creciente antisemitismo que ha desatado.
Los presidentes y sus defensores han argumentado que estaban tratando de equilibrar sus declaraciones públicas con la necesidad de proteger la libertad de expresión en el campus. Esa explicación, sin embargo, fue insatisfactoria para muchos críticos a la luz de la mayor sensibilidad en los campus estadounidenses en los últimos años ante cualquier discurso que los estudiantes dijeran que los hacía sentir incómodos.
Gay se disculpó luego de su testimonio del 5 de diciembre. Después de una reunión de emergencia, la junta de la universidad emitió un comunicado diciendo que tenía su respaldo unánime. Pero el escándalo centró nuevamente la atención en las quejas sobre la erudición de Gay, específicamente en numerosos pasajes de sus trabajos de investigación en los que el lenguaje era similar al de otros académicos.
Al principio, un comité de Harvard absolvió a Gay, diciendo que no había proporcionado las citaciones adecuadas en casos limitados. Pero surgieron más acusaciones, al igual que quejas de que sus transgresiones habrían dado lugar a duras sanciones si las hubiera cometido un estudiante.
Gay, hija de inmigrantes haitianos, fue profesora de ciencias políticas en la Universidad de Stanford antes de unirse a Harvard. Su investigación se centró en el comportamiento electoral de las minorías. Su nombramiento el año pasado como presidenta número 30 de la universidad se consideró un momento decisivo en medio de un ajuste de cuentas nacional sobre la injusticia racial y la desigualdad que siguió al asesinato policial de George Floyd en 2020.