Durante las protestas estudiantiles en los campus de la Universidad de Amsterdam (UvA) la primavera pasada, la policía utilizó fuerza desproporcionada contra manifestantes pro palestinos en dos casos. La policía concluye esto basándose en… investigación interna. En general, la violencia habría sido “bien aplicada” y “explicable”, escribió la policía.
Tras las protestas estudiantiles a gran escala en las universidades de Estados Unidos, grupos de acción holandeses pro palestinos también organizaron manifestaciones en Ámsterdam la primavera pasada. Cientos de manifestantes se reunieron tanto en el campus de Roeterseiland como en Oudemanhuispoort, dos localidades de la UvA, con la intención de pasar la noche allí. Instalaron tiendas de campaña, trajeron comida y construyeron barricadas para detener a la policía. En ambos lugares, la policía utilizó la fuerza para finalmente expulsar a los manifestantes.
‘Trabajado hasta el suelo’
En un caso, un oficial de policía fue supuestamente llamado “sucio bastardo”, después de lo cual el oficial “trabajó a la persona hasta el suelo”. Eso no debería haber sucedido, dice la policía. En el otro caso, un agente de la Unidad Móvil (ME) presuntamente golpeó varias veces con una porra a un manifestante cuando no tenía adónde ir y no representaba peligro. Esto tampoco ocurrió “dentro del marco legal”, consideró el fiscal adjunto.
Un total de 59 personas han presentado denuncias por la actuación policial durante las protestas de la UvA. En más de la mitad de los casos, procedían de personas que no habían asistido a las manifestaciones pero habían visto vídeos. La policía no hace nada con estas denuncias. Las otras denuncias, de personas que dicen haber sufrido daños físicos o emocionales, derivaron finalmente en cuatro cargos, que aún debe ponderar el Ministerio Público.
El jefe de policía de Ámsterdam, Peter Holla, escribe en un carta al triangulo de seguridad que lamenta que la gente siga sufriendo la violencia policial. También pide comprensión a los agentes. “Los agentes han sido arrojados con piedras y fuegos artificiales pesados, rociados en la cara con extintores e incluso atacados con amoníaco”. Diez agentes resultaron heridos, uno de los cuales sufrió tinnitus permanente.
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