El Acuerdo de Viernes Santo se firmó en 1998. Esto tenía la intención de poner fin a la violencia entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte. El acuerdo establece que Irlanda del Norte seguirá siendo parte del Reino Unido, pero con fronteras abiertas a Irlanda. Sin embargo, el conflicto no terminó ahí. Todavía hay muchos nacionalistas católicos que luchan por una Irlanda unida.