Mi hija de 10 años está trabajando en la regla ortográfica para criar ovejas en la escuela. En la mesa de la cocina gritamos algunos verbos de un lado a otro. Después de un rato le digo que en realidad debe ser la regla de las ovejas ex reproductoras, porque los verbos con una -x en la raíz también tienen un participio pasado que termina en -t. Inmediatamente decido probar lo que he aprendido con ella: “¿Mezclando, mezclé con un…?” Ningún profesor puede criticar su respuesta: “¡Mezcladora!”
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