De acuerdo con la Museo Drents es ‘una obra maestra ambiciosa’ en la que Rembrandt muestra su clase. “El pincel está suelto, el contraste claro-oscuro es tan fuerte que parece como si el guerrero estuviera bajo un foco. El portaestandarte nos mira ferozmente desde arriba. Con su bigote de morsa guerrera, su daga y espada es claro que no tiene nada que ver con él, detectar caídas”, según el museo.