El gobierno federal recauda $0.18 por galón de gasolina (alrededor de 3.79 litros) y $0.24 por galón de diésel. Al levantar ese impuesto durante los próximos 90 días, Biden espera mitigar los efectos de las fuertes subidas de precios de los últimos meses.
Otros países ya han precedido a Estados Unidos en la reducción de impuestos y aranceles especiales sobre la gasolina. Queda por ver si la medida realmente traerá alivio. En los Países Bajos, los impuestos especiales sobre el combustible bajaron el 1 de abril, pero el precio del litro de gasolina batió un nuevo récord a principios de este mes. Los economistas señalan que una reducción de impuestos solo aumentará la demanda de gasolina y diésel, mientras que la oferta es escasa, lo que hará que los precios suban aún más.
Punto de dolor
Para Biden, la alta inflación se ha convertido en un punto políticamente delicado. Los republicanos critican al demócrata por la disminución del poder adquisitivo estadounidense. Por lo tanto, la propuesta de abolir el impuesto sobre la gasolina se considera principalmente como un paso estratégico. Si los congresistas republicanos bloquean la medida, podrían ser acusados de no hacer nada concreto frente a la alta inflación.
Biden a menudo señala que los altos precios del petróleo y el gas son el resultado de la invasión rusa de Ucrania. “La simple verdad es que los precios del combustible se han disparado casi $2 por galón debido al brutal ataque de Vladimir Putin contra Ucrania. No vamos a dejar que eso nos afecte”. En represalia por el ataque a Ucrania, Estados Unidos anunció que ya no importaría más combustibles fósiles de Rusia.