Aquí, los familiares aprenden cómo, llegado el momento, pueden hacer que la muerte de sus seres queridos moribundos sea lo más placentera posible. Porque el tema algún día afectará a todos: sólo el año pasado murieron 39.572 berlineses. En el curso de cuatro horas participan personas que simplemente quieren tomar precauciones, personas que se enfrentan a la muerte en el trabajo o personas que tienen amigos que están gravemente enfermos de cáncer.