Dejar pasar a alguien primero en la caja del supermercado, abrirle la puerta a un extraño o hacer una donación anónima para una buena causa: durante mucho tiempo se pensó que este altruismo (trabajar juntos sin beneficiarte a ti mismo ni a tus seres queridos) era típicamente humano. Los científicos han descubierto ahora que el bonobo en la naturaleza también coopera fuera de su círculo de conocidos.
El bonobo, junto con el chimpancé, es nuestro pariente más cercano en el reino animal. Por esa razón, los científicos creen que los hallazgos dicen algo sobre los orígenes de nuestro propio comportamiento prosocial, que siempre pareció basarse en normas y valores culturales aprendidos. Ahora parece que puede haber un origen biológico.
Durante dos años, los biólogos observaron dos grupos de bonobos en la reserva de Kokolopori, en la República Democrática del Congo. Científicos de la Universidad de Harvard, entre otros, construyeron una base de investigación en medio de la selva tropical, desde donde observaron y registraron cada día el comportamiento de los bonobos salvajes. Vieron cómo los grandes simios entablan tres tipos de cooperación con miembros del otro grupo: pulgas, socializando y compartiendo alimentos como carne, miel y frutas de la selva.
Según los biólogos, lo más destacable es que los bonobos comparten su preciado alimento. Hay mucho en juego, especialmente cuando se ha trabajado duro por la comida. Además, no está claro si la parte receptora devolverá el favor más adelante.
A diferencia de los chimpancés, que discuten principalmente fuera de su grupo, los bonobos son conocidos desde hace mucho tiempo como monos amigables. Los científicos explican su benignidad con la llamada hipótesis de la autodomesticación.
Evy van Berlo, psicóloga cognitiva e investigadora de grandes simios en la Universidad de Ámsterdam: “Si la comida no escasea, no hay que luchar por ella. Los bonobos evolucionaron en una zona donde normalmente había mucha comida. Entonces el comportamiento agresivo es indeseable”.
Los bonobos podían permitirse así el lujo de ser pacíficos, a diferencia de su pariente competitivo, el chimpancé. Algunos científicos aplican la misma teoría a los humanos.: la abundancia de alimentos también habría moldeado nuestro comportamiento social.
Según Van Berlo, los nuevos resultados se publican en la revista líder Ciencia, un matiz importante en la teoría existente. “A los bonobos a menudo se les llama monos hippies, que se hacen amigos de todos. Ahora resulta que hacen distinciones: los monos más sociales de diferentes grupos se eligen entre sí para establecer un vínculo”.
Van Berlo elogia las investigaciones de los biólogos conductuales estadounidenses. “Los bonobos estuvieron subexpuestos durante mucho tiempo, porque la gente pensaba que eran una especie de chimpancés en lugar de una especie animal separada. El hecho de que este estudio se haya podido realizar en la naturaleza es absolutamente fantástico.’