¡Nueve goles, cuatro tarjetas rojas y suficientes disturbios! El fútbol tiene uno o dos juegos memorables para ofrecer casi todas las semanas. Lo que sucedió el lunes en la Ligue 2 de Francia todavía se puede describir como una locura absoluta sin dudarlo.
Un gol en propia puerta de Vinent Manceau del EA Guingamp en el minuto 2 marcó el comienzo de un partido loco en Metz. Jérémy Livolant empató desde el punto de penalti a los nueve minutos, pero el FC Metz volvió a alejarse rápidamente con un doble disparo de Ablie Jallow (10’/16′).
Sin embargo, en un partido acalorado, el árbitro Pierre Gaillouste primero expulsó al defensa del Metz Kiki Kouyaté (minuto 31) y luego al portero Alexandre Oukidja (minuto 45). Segundos antes de que Oukidija fuera expulsado, Stephen Quemper conectó y Gaetan Courtet empató desde el punto de penalti.
En la segunda mitad, Danley Jean Jacques, el tercer profesional de Metz, recibió la tarjeta roja por una entrada brutal. Guingamp finalmente usó la superioridad implacable para ganar claramente el juego después de los goles de Dylan Louiserre (69), Warren Tchimbembé (minuto 85) y Livolant (88).
Entrenador ataca al árbitro
Mientras que el entrenador del Guingamp, Stéphane Dumont, acusó a Jean Jacques después del partido de que “mi jugador bien podría estar en el hospital mientras hablamos” y preguntó significativamente: “¿No puede jugar Oukidija sin tener su pie sobre mi jugador?”, adivinó su contraparte. László Bölöni ve lo que sucede en el campo de una manera fundamentalmente diferente.
“Toma tu pipa, ponla en algún lado, pero escóndela bien para que no la vuelvas a encontrar”, le exigió el húngaro a Gaillouste. El árbitro tomó las decisiones “a ciegas” y así “destruyó” el juego.
El jugador del Metz, Ibrahima Niane, tampoco aprobó la actuación del árbitro. El ex internacional juvenil de Senegal, que tuvo que dar paso al portero suplente Ousmane Ba tras la tarjeta roja ante el Oukidija, estaba tan molesto que también vio la roja al margen en el tiempo de descuento.
Por cierto, tampoco hubo ejercicio de contención en las gradas. El uso de la pirotecnia fue omnipresente, hileras de vasos volaban en dirección a los jugadores y los comisarios tuvieron que poner en su lugar a un aficionado que había irrumpido en el campo.