Los bianconeri ya no pueden cometer errores, deben aprovechar la ayuda de los tres cabezas, encontrar a muchos de los lesionados y crecer aún más
Una gran S ha vuelto a asomar en el cielo juventino. El hombre a cargo, que a lo largo de los años ha lanzado una serie de exitosas misiones para aterrizar en estrellas similares, no la mira para nada, mantiene la mirada fija en unas tablas que dicen que no, que no puede estar ahí. La tropa a sus órdenes sigue las directivas, controla la ruta, la velocidad de crucero, pero no cuestiona el destino final. No oficialmente, al menos: de vez en cuando, sin embargo, un vistazo a esa S brillante lo tira.