La Juve del Scudetto, siempre que Max insista en el cambio

Allegri se ha convertido al fútbol agresivo y constructivo. Pero necesita la clase de Pogba. Y Lukaku desviaría a los blanquinegros

Sin Europa, con Italia como único objetivo: es natural, casi obligatorio, nominar a la Juve para el Scudetto. La victoria en Udine añadió otro elemento: la conversión de Massimiliano Allegri a un fútbol agresivo y constructivo. La trayectoria de Allegri es curiosa. Allegri nació como entrenador «jugador», bajo el ala de Giovanni Galeone. Recién en el Udinese, en 2006-07, fue asistente del maestro, de forma semiclandestina. Había sido despedido por Grosseto y no podría haber trabajado para otro club en la misma temporada, no en vano lo descalificaron. Galeone era un entrenador desaliñado y amante del placer, casi desinteresado en la fase defensiva, nuestro Zeman. Allegri podría haber sido su clon, pero en cierto momento, entre Milán y Juve, viró hacia el pragmatismo, primero templado e inteligente, luego exasperado y molesto. La alegre Juve de las dos finales de la Liga de Campeones jugó un fútbol útil y bonito, combinando práctica y estética. La alegre Juve de la temporada pasada fue inobservable, enrevesada, y no vale la pena justificarse con las vicisitudes judiciales y el penalti.



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