Hace dos años, el Puerto de Ostende empezó a renovar el ruinoso edificio. “Este edificio estaba ocupado por la aduana, por ejemplo para almacenar cigarrillos o whisky confiscados. Pero llevaba mucho tiempo vacío. En 2018 era una ruina. En 2019 se nos ocurrió convertirlo en un nuevo edificio”, afirma Dirk Declerck, director general de Port Oostende.