La filosofía del hombre y su identidad de Helmuth Plessner sigue siendo refrescante después de cien años ★★★★☆


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Una persona no puede prescindir de una ‘máscara’ o incluso de una ‘armadura’, argumentó el filósofo Helmuth Plessner; no podemos simplemente ‘exponernos’ como individuos en nuestro trato con los demás. Esta es una idea central en Límites de la comunidad (1924), que ahora ha sido traducido por Jan Vorstenbosch. Un libro que es interesante y relevante en un momento en que los políticos apelan cada vez más a la identidad de las personas oa características grupales como el género, el color y la religión. Plessner muestra por qué no debemos dejar que nuestra individualidad se sofoque en el pensamiento grupal.

Desde las ideas boreales de la derecha hasta el esencialismo negro de la izquierda, puede ser doloroso cuando se supone que las personas tienen ciertas opiniones basadas en las características de un grupo. Sentimos la necesidad de ser parte de una comunidad más grande, pero también queremos escapar de ella. Según Plessner, este doble sentimiento es típico de los humanos. Quiénes somos no se puede fijar, pero es parte de un juego social; que jugar con las identidades nos hace humanos.

Buena elección

Jan Vorstenbosch eligió traducir, presentar y comentar este trabajo inicial de Plessner. Límites de la comunidad no es un panfleto político contra la radicalización, sino una filosofía del hombre. Como otros animales, estamos atados a nuestro entorno; naturaleza, nuestros cuerpos y la forma en que interactuamos con los demás (o nuestra ‘posicionalidad’). Lo que hace que las personas sean únicas es que podemos reflexionar sobre esta posición; distanciándonos y mirándonos críticamente (él llama a esto ‘posicionalidad excéntrica’).

Una doctrina que el filósofo alemán elaboraría en Die Stufen des Organischen und der Mensch (1928), su obra principal que nunca ha sido traducida al holandés. Límites de la comunidad está destinado a un público más amplio, según Plessner, y establece una conexión con la política. Todo ser humano pertenece a una serie de comunidades; de su familia y pueblo a una cultura y religión. Pero, según él, ‘ser humano’ también significa que siempre tratas de escapar de esas conexiones.

Plessner es uno de los fundadores de la antropología filosófica, o la filosofía del hombre. Desarrolló su propio lenguaje para su enseñanza, al igual que sus contemporáneos, como Heidegger y Wittgenstein. Además de la ‘posicionalidad excéntrica’ del hombre, enfatiza la importancia de la ‘ir-realización’, o la diferencia entre ‘la persona privada y la persona pública’. Esta distancia es una condición para la emancipación de las personas, en un espacio público donde podamos liberarnos de los lazos opresores de la familia, la religión o la etnia.

Fijado a un atributo de grupo

En su época, los comunistas intentaron encajar a la gente en esquemas de clase y los nacionalsocialistas dividieron a la población según la raza. El propio Plessner experimentó las consecuencias de esta radicalización: como medio judío tuvo que huir de su país en 1933, después de que Hitler llegara al poder en Alemania. El filósofo huyó a Groningen, donde se convirtió en profesor. Durante la ocupación alemana tuvo que huir nuevamente de este nuevo hogar y esconderse en Utrecht.

Jan Vorstenbosch tuvo dificultades para traducir este libro y escribió una buena introducción, pero un poco más de información sobre la persona de Plessner no hubiera estado fuera de lugar, también dada su estrecha relación con nuestro país. Los holandeses no eran muy filosóficos, pensó Plessner, y pensó que era correcto que lo apreciáramos; en ninguna otra parte los alemanes vieron tal aversión a las grandes palabras y las ideologías radicales. Una conclusión a la que llegó durante su conferencia de despedida en Groningen en 1951, antes de decidir regresar a Alemania.

Con lo cual Plessner hizo exactamente lo que nos quería advertir: fijar a los individuos a una característica grupal, en este caso la supuesta sobriedad de los holandeses. Una imagen de sí mismo que ha estado bajo presión últimamente, y no solo de la política. Límites de la comunidad es una buena introducción a un gran pensador que ha trabajado en nuestro país durante mucho tiempo y ha sido injustamente olvidado. Un agudo análisis de lo que significa ser humano, que sigue siendo refrescante casi cien años después de su aparición.

Helmuth Plessner: Límites comunitarios: crítica de los movimientos sociales radicales. Traducido del alemán e introducido por Jan Vorstenbosch. libro del norte; 260 páginas; 24,90 €.

nulo Imagen Libro del Norte

Imagen del libro del norte



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