Desde hace ocho años, la familia permanece en el centro de solicitantes de asilo de Emmen, después de que se les rechazara dos veces el permiso de residencia. El Servicio de Inmigración y Naturalización (IND) determinó que debían regresar a Uzbekistán porque, según el IND, allí es bastante seguro.
Esa decisión encontró mucha resistencia. La organización defensora de los derechos de los niños Defence for Children, entre otras, critica el procedimiento del IND, porque no se tuvieron suficientemente en cuenta los intereses de los cuatro niños (de 2, 10, 13 y 20 años). Crecieron aquí y no tienen ninguna conexión con Uzbekistán.
Como seguirán siendo deportados, la familia ha llamado a la puerta de la iglesia de Kampen. “Todos somos creados a imagen de Dios. Esto también se aplica a los extranjeros y refugiados”, afirma Bert Endedijk, presidente del consejo de la iglesia. “Cuando esta familia llamó a nuestra puerta, nosotros, como consejo eclesiástico, decidimos por unanimidad conceder asilo eclesiástico”.
Kerkasiel otorga a una iglesia el derecho de recibir refugiados durante un servicio religioso. Debido a que una antigua ley no permite al gobierno interrumpir un servicio religioso en un edificio de la iglesia, el refugio se utiliza para evitar la deportación.
La iglesia espera que pronto haya una conversación con el gobierno sobre la situación en la que se encuentra actualmente la familia. Quieren un perdón para la familia y también para las familias que enfrentan el mismo problema.