Las tropas rusas han estado tratando de controlar la fábrica de acero en Mariupol durante días. Para los civiles restantes y los últimos defensores del sitio, el asalto ruso es un infierno. No ven salida. Sus súplicas a Joe Biden y al Papa han sido infructuosas. “Olvídate de nosotros, no vamos a salir de aquí”.
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