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El producto interno bruto de China creció un 4,9 por ciento interanual en el tercer trimestre, superando las expectativas del mercado y recuperándose respecto de los tres meses anteriores.
La economía se expandió un 1,3 por ciento trimestralmente, dijo la Oficina Nacional de Estadísticas de China, recuperando algo de impulso después de un crecimiento de sólo el 0,5 por ciento en el período abril-junio.
Los economistas encuestados por Reuters esperaban un crecimiento interanual del 4,5 por ciento en el tercer trimestre. La cifra del miércoles se compara con un crecimiento interanual del PIB del 4,5 por ciento en los primeros tres meses del año y del 6,3 por ciento en el segundo trimestre.
Las cifras de crecimiento interanual más sólidas también reflejan una comparación con un período de bloqueos continuos en China el año pasado, antes del fin de los controles pandémicos de Xi Jinping.
Los funcionarios chinos adoptaron un tono cauteloso. “Debemos ser conscientes de que el entorno externo se está volviendo más complejo y grave mientras que la demanda interna sigue siendo insuficiente y es necesario consolidar aún más las bases para la recuperación económica y el crecimiento”, dijo el BNE el miércoles.
Para impulsar a China hacia su objetivo de crecimiento anual del 5 por ciento -que ya es el más bajo en décadas-, Beijing ha tratado en los últimos meses de estabilizar los sectores inmobiliario y bancario y apuntalar el apoyo al mercado de valores y al renminbi del país.
Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia y el Pacífico de Natixis, dijo que la amplitud de las medidas de estabilización demostraba que Beijing estaba respondiendo a las “grietas” que estaban surgiendo en el sistema financiero.
“Me parece que un crecimiento moderado del 5 por ciento para este año no será suficiente para tapar esas grietas”, dijo, y agregó: “Si el mundo va en la dirección equivocada. . . Va a ser muy difícil para China evitar que esas grietas se hagan más profundas”.
La administración de Xi está tratando de alejar la economía china de las inversiones inmobiliarias y la especulación financiera impulsadas por la deuda, así como de las improductivas inversiones estatales en infraestructura.
Quiere que el modelo económico de China se base en un crecimiento más sostenible, apuntalado por servicios al consumidor y manufactura de alta tecnología, al mismo tiempo que respalda mejor los objetivos de seguridad nacional de Xi.
Sin embargo, lograr ese cambio se ha vuelto más difícil después de que China no logró recuperarse como se esperaba de la pandemia y cuando la desaceleración del sector inmobiliario del país socava la confianza de los consumidores y las empresas.
La demanda de exportaciones de China también parece inestable a medida que la guerra entre Israel y Hamas en el Medio Oriente se ha sumado a los problemas causados por el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Los analistas han recortado las previsiones para el crecimiento del PIB del próximo año a alrededor del 4,5 por ciento.