La directiva del festival SIVO de Borger está yendo de un lado a otro y teme que no se celebre la 35ª edición del festival de danza. La organización ya no podrá acudir oficialmente a Dorpsplein. La cuestión es si se podrá designar una nueva ubicación a corto plazo.
El presidente del festival, Sjoerd Looijenga, se muestra pesimista. “Ahora apuntamos al antiguo Colegio Esdal, pero si el municipio no está de acuerdo, me temo que el año que viene no habrá Festival SIVO. Si no funciona este año, me temo que tendremos que “Hay que desconectarlo por completo”, dijo Looijenga.
La plaza del pueblo está fuera de discusión, porque el municipio de Borger-Odoorn no permite que se coloquen aquí vallas cerradas para proteger el lugar. “Por eso no podemos cobrar la entrada y nos perdemos casi 40.000 euros. No podemos perdernos esos bocados”, afirma Looijenga.
La última opción para organizar el festival es Esdal College. Es por eso que la organización presentará una solicitud de permiso al municipio este fin de semana. Looijenga: “Esperemos que esto marque la diferencia en el municipio. Podemos utilizar el gimnasio, pero eso no es suficiente. Esperamos que el municipio también pueda ponernos a disposición algunas aulas”.
El concejal Bernard Jansen ha indicado que SIVO podrá utilizar el gimnasio para que los participantes puedan cambiarse de ropa. Aunque es complejo, según Looijenga. “Simplemente coloque 200 bailarines en un gimnasio. Son personas que representan su cultura, hay que tratarlos con respeto. Entonces no los pondría a todos en un salón pequeño, ¿verdad?”
En el antiguo Esdal College también viven actualmente antiokupas. Esto podría ser una desventaja para SIVO, porque Jansen no quiere trasladar a los okupas a otro lugar durante una semana en SIVO.
Estaba previsto que el festival comenzara el 2 de agosto. “La organización ha tardado mucho. Por supuesto, seguiremos informando a nuestras familias anfitrionas sobre los avances, pero no podemos ofrecerles ninguna garantía de que esto continúe. Hasta ahora no hemos tenido ninguna cancelación, pero si es necesario, Por más tiempo, eso es posible, pero así es como sucede”, afirmó Looijenga.
Looijenga está en contacto con varios departamentos del municipio, pero tiene la sensación de que todo va en paralelo. “La comunicación no va bien, pero vamos a luchar una vez más”, afirma.
La organización ha perdido la confianza en el municipio. Looijenga espera recibir noticias positivas tras solicitar el permiso, pero teme que el municipio no esté de acuerdo. “Si esto desaparece, nunca volverá. ¿No es una pena?”