La demanda mundial de gas mantuvo su crecimiento en 2023, aumentando en 59 mil millones de metros cúbicos (1,5%) en comparación con los niveles de 2022. Se espera que esta tendencia continúe en 2024 con un nuevo aumento de 87 mil millones de metros cúbicos (2,1%). Asia sigue siendo la mayor región importadora a nivel mundial, respaldada por el crecimiento de las exportaciones de América del Norte y Oriente Medio. Estos son los datos contenidos en el Informe Global del Gas 2024 en el centro de un seminario web en profundidad organizado por Snam y presentado por su director ejecutivo, Stefano Venier.
Gas crucial para la seguridad energética
Según el análisis, aunque los mercados mundiales del gas se han estabilizado respecto de la volatilidad y los precios récord observados en 2022, siguen siendo frágiles debido a las persistentes preocupaciones sobre la seguridad energética, con niveles de volatilidad y precios aún elevados en comparación con el período anterior a la pandemia. Y en esta era de incertidumbre, reitera el Informe, el gas natural y los gases descarbonizados y bajos en carbono siguen siendo esenciales para construir un sistema energético equilibrado y sostenible que garantice confiabilidad, escalabilidad y accesibilidad y garantice la seguridad de los sistemas de suministro.
La importancia de las tecnologías bajas en carbono
A continuación, el documento destaca la importancia de las tecnologías de gas bajas en carbono como el biometano, el hidrógeno de cero y bajas emisiones y el Ccus (captura, almacenamiento y uso de carbono), cuya importancia se está haciendo evidente con la aceleración de la transición energética. Actualmente, la producción de biometano se concentra principalmente en América del Norte y Europa, con mercados emergentes en China e India, y puede satisfacer menos del 1% de la demanda mundial de gas natural.
El papel del hidrógeno y Ccus.
En cuanto al hidrógeno, la producción de la variante de cero o bajas emisiones, aunque todavía reducida (5 Mtpa), está destinada a un rápido crecimiento anual del 45% de 2023 a 2030, con una contribución igual del hidrógeno azul y verde. De manera similar, se espera que la capacidad de captura de CO2 a través de CCUS crezca un 42% anual. Aunque aún se encuentran en el inicio de su desarrollo, y muchos de los proyectos se encuentran en el llamado estado pre-FID (acrónimo que identifica la decisión final de inversión), estas tecnologías jugarán un papel crítico en los sistemas energéticos del futuro. Por lo tanto, es vital que la infraestructura gasista esté diseñada para facilitar una adopción cada vez más amplia de estos gases renovables y bajos en carbono.
La tendencia de la demanda de energía.
Recientemente, explica el Informe, la demanda de energía ha aumentado en las regiones en desarrollo (debido a la urbanización y la industrialización), así como en las desarrolladas (a pesar de las mejoras en la eficiencia energética y los fenómenos de estancamiento y decadencia industrial). Además, los cambios globales recientes, como el desarrollo de la inteligencia artificial y el aumento de las temperaturas, están impulsando la demanda de electricidad de los centros de datos y los sistemas de refrigeración, influyendo así también en la demanda de gas. Estas tendencias están poniendo en duda los supuestos de una desaceleración en el crecimiento de la demanda de energía que varias instituciones han hecho en sus escenarios. Si la demanda de energía continúa evolucionando como lo ha hecho en los últimos años, la demanda real se desviará significativamente de los escenarios, lo que podría generar una brecha entre la oferta y la demanda planificadas de gas natural y otras energías bajas en carbono.