La degradaron, recortaron su salario y trasladaron su laboratorio a un rincón remoto del campus. Hasta que ganó el Premio Nobel esta semana.

La mujer que ganó el Premio Nobel de Medicina esta semana por su investigación que permitió el rápido desarrollo de vacunas contra el Covid-19 y salvó millones de vidas le dijo a la Fundación Nobel que su trabajo casi no se realizó. La universidad de élite donde trabajaba Katalin Karikó no le veía ningún valor y la consideraba “no del nivel de la facultad”. Luego se le dio una opción: dimitir o ser degradada y perder su salario.



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