La defensa común de la UE según el informe Draghi: pocos recursos y fragmentada

La fragmentación tiene una importante consecuencia negativa. Dadas las elevadas inversiones necesarias y los costes no recurrentes de estudio y desarrollo, la industria no puede aprovechar las economías de escala y sus productos, al ser producidos en cantidades limitadas, son más caros y menos eficaces que los estadounidenses. Por eso Europa compra más armas a los EE.UU. que a sus propias empresas.

Otra debilidad es que el gasto en Europa está menos centrado en la innovación. Estados Unidos da prioridad al gasto en investigación y desarrollo, en 2023 destinaron 130 mil millones de euros, mientras que en Europa este gasto fue de 10,7 mil millones en 2022.

El problema de la “interoperabilidad”

La fragmentación genera más problemas debido a la falta de estandarización e interoperabilidad de los armamentos, como surgió en la guerra de Ucrania. El informe cita el caso de la artillería de 155 mm. Los estados de la UE han suministrado diez tipos diferentes de obuses, “lo que ha creado graves dificultades logísticas para las fuerzas armadas ucranianas”. Los estados de la UE utilizan 12 tipos de tanques de batalla, mientras que EE.UU. produce sólo uno. En Europa se fabrican cinco tipos diferentes de obuses, en Estados Unidos uno. En buques de guerra, el programa más grande de Europa construye sólo el 14% de su flota.

En aviones de combate en Europa, los recursos se han repartido entre tres aviones: el Eurofighter, ejemplo de cooperación internacional entre Gran Bretaña, Alemania, España e Italia, el Rafale, orgullo de la industria francesa, liderada por Dassault, y finalmente el Gripen sueco. Estos tres aviones “representan sólo un tercio de la flota europea total, el resto está formado por cazabombarderos estadounidenses”, en particular el F-16 y el F-35, fabricados por Lockheed.

Los cazabombarderos duplicados

Europa corre el riesgo de replicar la duplicación para el futuro cazabombardero de sexta generación. Londres, que ya no está en la UE desde el 1 de febrero de 2020, lanzó el programa Tempest (ahora llamado Gcap) en 2018, en colaboración con Italia, a través de Leonardo, el pasado mes de diciembre Japón se sumó a Mitsubishi, y hay interés de Arabia Saudita. . Francia y Alemania, por el contrario, tienen su propio proyecto, llamado FCAS, porque Dassault no quiere ceder a una colaboración con la industria británica Bae Systems y Leonardo. Por razones políticas, hasta ahora en Europa no ha sido posible converger en un solo proyecto.



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