En octubre la Comisión Europea presentó una serie de herramientas a disposición de los Estados miembros para combatir los problemas de la evolución demográfica e integrar la cuestión en todas las políticas públicas. El tema es visto con creciente preocupación por los ciudadanos europeos: casi el 40% cree que las tendencias demográficas actuales son el principal desafío para la economía y la competitividad europeas.
Sin embargo, el porcentaje de italianos que piensan lo mismo es el más bajo entre los países del Viejo Continente, a pesar de que Italia es el Estado miembro con mayor media de edad.
Los impactos de esta estructura demográfica desequilibrada están afectando cada vez más al mercado laboral. De hecho, en los últimos dos años, las empresas italianas se enfrentan a dificultades cada vez mayores para encontrar los perfiles profesionales que necesitan.
No se trata de cuestiones críticas temporales, sino más bien de un contexto en el que tendremos que vivir cada vez más en las próximas décadas si las actuales tendencias demográficas y de desarrollo de habilidades no muestran un giro positivo.