El Tribunal Constitucional lanza un doble golpe contra el estancamiento que sigue rodeando las normas del servicio de alquiler con conductor y que complica la movilidad de los italianos que ya luchan contra la escasez cíclica de taxis.
Con ordenanza 35/2024, los jueces se oponen a la suspensión de nuevas licencias NCC decidida por decreto a finales de 2018 (Gobierno Conte-1) hasta el “pleno funcionamiento” del registro nacional de TI, nunca lanzado por el Ministerio de Infraestructuras. En la sentencia 36/2024, el Tribunal declara infundadas las objeciones constitucionales formuladas contra la ley 37/2023 de la Región de Calabria y, sobre todo, explica que los NCC pueden desarrollar los llamados “servicios innovadores”, por ejemplo sistemas de reserva a través de aplicaciones, simplemente como los taxis, porque una prohibición reservada a los alquileres “carecería de justificación racional y constituiría una medida proteccionista”.
Con las dos sentencias presentadas ayer, la Sala pasa directamente a un tema de máxima actualidad para el Gobierno (artículo opuesto). Pero en Italia el expediente es delicado para todos los ejecutivos, atrapados entre el deseo (más o menos explícito según el caso) de apoyar las presiones proteccionistas de los taxistas y la imposibilidad de hacerlo explícitamente sin violar los principios clave de la competencia.
Aquí es donde surge el uso de medios indirectos para cerrar el mercado, como el previsto por el decreto de simplificación (por así decirlo) n. 135/2018 con la que el gobierno amarillo-verde creó el registro informático público nacional de titulares de licencias de taxis y NCC, y bloqueó nuevas licencias de alquiler hasta el lanzamiento efectivo de ese registro: que, sin embargo, nunca llegó.
Tal situación, explica la ordenanza, parece “responder a una petición proteccionista” más que “a un interés comunitario”; y el problema se agrava en un sector como el del transporte público no regular, “caracterizado por una insuficiente apertura a la entrada de nuevas entidades” como subraya el propio Tribunal en la sentencia 8/2024 con fundamento en la Ley de Competencia. Para comprender las consecuencias de esta actitud, basta con hacer un viaje a Londres: donde, según los últimos datos, las licencias NCC son de 9,7 por cada mil habitantes, es decir, más de 60 veces el 0,15 por cada mil habitantes de Milán.