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El riesgo de que los precios de todo, desde los automóviles hasta los teléfonos inteligentes, suban de precio para los consumidores de todo el mundo es cada vez mayor. La congestión en el puerto de contenedores de Singapur, que está en su peor momento desde la pandemia, ha comenzado a extenderse a los puertos vecinos, lo que supone un riesgo para las cadenas de suministro mundiales. Las tarifas de envío se han quintuplicado en el último año y es solo cuestión de tiempo antes de que parte de esa subida se traslade a los compradores.
Singapur es el mayor centro de transbordo del mundo: el puerto de contenedores conecta más de 600 puertos de 123 países y tiene una capacidad anual de 50 millones de unidades equivalentes a 20 pies, una medida de volumen. La situación se pone seria cuando la congestión de un centro de este tamaño inicia un efecto dominó para los puertos vecinos.
Este raro fenómeno se está produciendo esta semana con la congestión de los buques portacontenedores que se está extendiendo a la vecina Malasia.
Una explicación es que los desvíos de los barcos para evitar los ataques en el Mar Rojo han provocado cuellos de botella en otros puertos asiáticos y europeos. Los desvíos han hecho que más barcos pasen por Singapur. Maersk, la segunda mayor naviera de contenedores del mundo, por ejemplo, dijo que este mes no haría dos salidas hacia el oeste desde China y Corea del Sur debido a la grave congestión. JPMorgan había estimado que la crisis del transporte marítimo en el Mar Rojo podría añadir 0,7 puntos porcentuales a la inflación básica mundial de los bienes sólo en el primer semestre de este año.
Ahora, otro problema más inesperado podría significar interrupciones duraderas en la cadena de suministro global, incluso cuando se alivie la crisis del transporte marítimo en el Mar Rojo. El volumen total de buques, especialmente hacia y desde China, ha aumentado en los últimos meses, y la temporada alta anual de transporte marítimo ha llegado antes de lo esperado.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció en mayo la imposición de aranceles a una amplia gama de importaciones chinas, entre ellas chips, baterías, acero, productos médicos, coches eléctricos y células solares. También se han propuesto aranceles a otros productos, como las grúas de barco a tierra. Las empresas se han apresurado a asegurarse un inventario de estos artículos antes de que cada uno de los aranceles entre en vigor a finales de este año.
Entre los afectados estarán los fabricantes de automóviles, que a diferencia de otros fabricantes de teléfonos inteligentes o de dispositivos electrónicos más pequeños, no pueden trasladar sus envíos al transporte aéreo.
Los puertos de Singapur no son el único punto de peligro que hay que tener en cuenta. El mayor sindicato portuario de Estados Unidos suspendió las negociaciones laborales el mes pasado y dio instrucciones a sus miembros para que se preparen para una posible huelga que comenzará en octubre, lo que amenaza con crear una tormenta perfecta para las cadenas de suministro globales.
Un atraso de escala similar en Asia durante la pandemia provocó un aumento de los precios de todo tipo de productos. Cuanto más dure la congestión del transporte marítimo en Singapur, mayor será el riesgo de que se produzca otra sacudida inflacionaria en el mundo.