lo lo sabemos: el calentamiento climático ya está en marcha y está empeorando la contaminación del aire, la propagación de enfermedades infecciosas, la inseguridad alimentaria y del agua y los fenómenos meteorológicos extremos.
Si se alcanzaran los objetivos de París (contener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo del umbral de 2°C), se salvarían más de un millón de vidas al año en todo el mundo de aquí a 2050. Pero estamos muy, muy lejos.
¿Qué puede (y debe) hacer el sector sanitario? Promover la descarbonización (los sistemas de salud contribuyen entre el 4 y el 6 por ciento de las emisiones globales) y las intervenciones de salud pública. ¿Algún ejemplo? Aire y energía más limpios para evitar enfermedades cardiovasculares, respiratorias, tumores y patologías del embarazo.
Una dieta saludable y de bajo impacto ambiental con menos carne y lácteos derivados de la agricultura intensivay más alimentos de origen vegetal. La comunidad científica lleva años hablando con voz unánime sobre estos temas, el camino está claro. De ahora en adelante, cada acción fallida se convierte en negligencia de la que tendremos que dar cuenta ante las generaciones futuras.
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