Sunak prometió que, como Primer Ministro, reduciría el número de balseros que ingresan al Reino Unido. Bajo el lema “detengan los barcos”, el gobierno trabajó en una política radical. Aquellos que cruzaran el Canal de la Mancha para llegar a la costa británica serían trasladados en avión directamente a Ruanda. Era un billete de ida. Una vez que llegaban a Kigali, la gente sólo podía solicitar asilo allí. El Reino Unido firmó un acuerdo con Ruanda y pagó 147 millones de euros al país. Luego se transferiría una cantidad fija por cada refugiado que llegara en avión.
El pasado mes de junio, el primer viaje quedó varado en pista. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohibió la misión. Y el Tribunal Supremo británico también puso fin al deseo del gobierno de sacar adelante el plan para Ruanda. Sunak y su gobierno buscan ahora una ruta alternativa para cumplir la promesa.