La socorrista Obaida Laila también vivió una situación en la que un grupo de jóvenes había tomado cerveza, mientras que las normas de la casa establecen que no se permite el alcohol en relación con la seguridad de los demás bañistas. “Esos jóvenes estaban bastante borrachos. Después de la segunda advertencia, tuve la idea de que algo no estaba bien”, dice Laila, quien indica que el grupo se alejó nadando de él. “No querían escucharnos y pensé que era una pena”.
Según los empleados de la piscina, la situación de inseguridad también se manifiesta a través del contacto con el personal. “La última vez fue realmente necesario llamar a la policía. Al final pude sacar a esos muchachos con mucha dificultad”, continúa el socorrista.
La iniciativa de la formación no la planteó únicamente la dirección de la piscina. Zantingh: “Me pregunté cómo lidiar con estas situaciones, porque no quieres pelear”. Al socorrista le cuesta mantener la calma en una situación así. “Estoy aquí por la seguridad de los visitantes, pero también hay que garantizar mi propia seguridad. Creo que eso es importante”, concluye el socorrista.
El curso dura un día. La piscina volverá a estar abierta mañana.