La actividad sísmica en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia, ha aumentado hasta tal punto que las autoridades han decidido nuevamente evacuar. Los sismólogos temen terremotos y una nueva erupción volcánica cerca del pueblo pesquero casi desierto de Grindavik. Ha sufrido erupciones varias veces en los últimos meses.
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