Inmediatamente después de los hechos, el estudiante acude a un asesor de confianza de la KU Leuven, y en noviembre de 2016 se informa tanto al decano de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación como al defensor del pueblo central de la universidad. Pero la universidad no interviene.
Según nuestras fuentes, por qué la Universidad de Lovaina no tomó más medidas es “completamente incomprensible”. Después de todo, el profesor ya había sido desacreditado antes, ya había informes de comportamiento transgresor. Solo que, tras el informe del alumno, apenas pasa nada. Sin procedimientos disciplinarios, sin investigación interna, sin informe a la policía.
En 2018, cuando el profesional aún está trabajando, el caso vuelve a llamar la atención cuando los padres de la víctima ingresan a la universidad. Sigue una denuncia policial y la Policía Judicial Federal se encarga de la investigación. Incluso entonces, el profesional continúa trabajando. Permanecerá inactivo hasta septiembre de 2018.
La explicación oficial de la universidad es que, a pedido de las autoridades judiciales, no se hizo nada para no poner en peligro la investigación criminal.