Kosovo quiere introducir multas por matrículas, pero aún pospone la decisión después de la solicitud de EE. UU.

Kosovo ha aplazado dos días sus planes de imponer multas a los residentes serbios que no conduzcan con matrícula kosovar. La decisión sigue a una solicitud de Estados Unidos de continuar negociando una solución al conflicto. La policía de Kosovo quería multar a la gente a partir de las 08:00 del martes, pero ahora está esperando.

“Acepto la solicitud de postergar la imposición de multas por matrículas ilegales por 48 horas. Espero trabajar con Estados Unidos y la Unión Europea para encontrar una solución en los próximos dos días”, dijo el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, en Twitter el lunes por la noche.

Horas de consultas de crisis en Bruselas sobre la prolongada disputa de matrículas entre Serbia y Kosovo quedaron en nada el lunes, para frustración del jefe de asuntos exteriores de la UE, Josep Borrell, quien actuó como mediador. Exigió que los planes de Kosovo de comenzar a imponer multas por falta de placas de matrícula adecuadas se «suspendan de inmediato».

Reconocer a Kosovo independiente

Las tensiones entre Kosovo y Serbia han vuelto a aumentar en las últimas semanas. Kosovo quiere insistir en que los residentes serbios también deben conducir con matrícula kosovar, pero se oponen. En protesta, cientos de policías y otros empleados del gobierno han despedido sus trabajos en el norte predominantemente serbio de Kosovo. La minoría serbia en Kosovo también está resistiendo, incluso mediante bloqueos fronterizos. Al reconocer las matrículas de Kosovo, Serbia también reconoce automáticamente la existencia de un Kosovo independiente. Y ese sigue siendo el mayor tabú en Serbia en este momento.

La relación entre Serbia y Kosovo es extremadamente problemática. La gran mayoría de la población de Kosovo (90 por ciento de sus 1,8 millones de habitantes) está formada por personas de etnia albanesa. Al mismo tiempo, los serbios ven a Kosovo como un terreno histórico sagrado. En la Yugoslavia posterior a la Segunda Guerra Mundial, Kosovo era una «provincia autónoma» de Serbia. Sin embargo, Belgrado hizo todo lo posible para suprimir el creciente nacionalismo albanés.

Tras la desintegración de Yugoslavia y el ascenso de Slobodan Milosevic, las relaciones empeoraron aún más. Eventualmente condujo a la guerra de Kosovo de 1998 y 1999, y al bombardeo de Serbia por parte de la OTAN. En 2008, Kosovo declaró unilateralmente su independencia. Fue reconocido por muchos países (más de un centenar), pero no por China, Rusia y España, por ejemplo. También luchan contra las regiones rebeldes.

Nadie quiere otra guerra en los Balcanes. No en vano, todavía hay una misión de la OTAN con 3.770 soldados en este momento, que ‘sigue de cerca la situación’ y está lista ‘para intervenir si la estabilidad se ve amenazada’.

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