La máxima concentración lleva a un 17-25 en el primer y segundo set. Maaseik vuelve a estar contra las cuerdas. Prácticamente no hay presión de servicio, con intentos de ataque poco entusiastas. Stijn D’Hulst divide y conquista. El segundo set también es para los visitantes con 17-25.
Maaseik permanece enfermo en la misma cama en el tercer set, pero se recupera al final. Los Limburgers se remontan al 20-22, pero entonces Roeselare ataca sin piedad. 21-25, con otro servicio fallido de Maaseik. El comienzo titubeante por lesiones y ausencias claramente se ha consumido. Knack alcanza velocidad de crucero y finalmente gana.