Kimi Raikkonen corazón de oro: apaga a un perro dejado en el auto

El expiloto de Ferrari, de vacaciones en la Toscana, se suaviza con un gesto durante el paseo con su hija

Giusto Ferronato

16 de julio

– Milán

Hay personalidades del deporte que consiguen entrar en el corazón de los aficionados con pocas palabras y sencillos gestos. Uno de ellos es, sin duda, Kimi Raikkonen. El expiloto finlandés de Ferrari, entre otras cosas el último en haber logrado ganar el título de pilotos de Maranello, en el ya lejano 2007, ha vuelto a dar que hablar gracias a un vídeo que se ha hecho viral en las redes sociales, que retomó. dando consuelo a un perro abandonado momentáneamente en el coche por sus dueños. Kimi, de vacaciones en la Toscana, salió a pasear con su pequeña hija a comer un helado. Cuando, al pasar junto a un automóvil, notó la presencia de un perro adentro, llenó su vaso con agua y sació su sed a través de la rendija de la ventana. Luego se alejó con su bebé y, al darse cuenta de quién lo filmaba, se dejó llevar por un movimiento de cabeza. Como diciendo: “¿Pero cómo puedes dejar a un perro en el coche con este calor?”.

amado

Raikkonen fue uno de los pilotos más queridos por los aficionados de la era moderna, siempre percibido como muy directo y poco proclive a todas las liturgias que gravitan en torno al mundo dorado de la Fórmula 1. Siempre ha dicho: “Lo que me gusta de más que ¿Fórmula 1? Conducir estos coches por todo el mundo. ¿Qué no me gusta? Las entrevistas y todo lo que hay alrededor”. Sus equipos de radio se han hecho famosos, y desde que se hicieron públicos han ampliado su popularidad. El más famoso es “¡Déjame en paz, ya sé qué hacer!”, “¡Déjame en paz, que sé qué hacer!” dirigida a su ingeniero en las últimas vueltas del GP de Abu Dabi de 2012, que luego ganó.

capó

O la gorra que le regalaron al pequeño Tomás, el niño al que enmarcaron llorando el retiro de Kimi tras unas curvas del GP de España de 2017. Llevado a boxes de Ferrari, pudo encontrarse con su ídolo que transformó ese llanto en una sonrisa. Con sencillez y empatía, esa que los niños reconocen de inmediato y aman. Kimi es real, incluso los perritos lo saben ahora.





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