El proveedor de seguridad ruso Kaspersky ha dicho que abandonará el mercado estadounidense casi un mes después de que el Departamento de Comercio anunciara la prohibición de la venta de su software en el país citando un riesgo para la seguridad nacional.
La noticia del cierre fue reportado por primera vez por el periodista Kim Zetter.
Se espera que la empresa cierre sus operaciones en Estados Unidos el 20 de julio de 2024, el mismo día en que entre en vigor la prohibición. También se espera que despida a menos de 50 empleados en Estados Unidos.
“La compañía ha examinado y evaluado cuidadosamente el impacto de los requisitos legales de Estados Unidos y ha tomado esta triste y difícil decisión ya que las oportunidades comerciales en el país ya no son viables”, dijo la compañía en un comunicado.
A fines de junio de 2024, el Departamento de Comercio anunció que aplicaría una prohibición después de lo que calificó como una “investigación extremadamente exhaustiva”. La empresa también fue agregada a la Lista de entidades, lo que impide que las empresas estadounidenses realicen negocios con ella.
Actualmente no se sabe qué se descubrió como resultado de la investigación, pero la agencia dijo que las operaciones continuas de la compañía en Estados Unidos podrían servir como conducto para las capacidades cibernéticas ofensivas del Kremlin.
“La manipulación del software de Kaspersky, incluso en infraestructuras críticas de Estados Unidos, puede provocar importantes riesgos de robo de datos, espionaje y mal funcionamiento del sistema”, señaló la Oficina de Industria y Seguridad (BIS). “También puede poner en riesgo la seguridad económica y la salud pública del país, lo que puede provocar lesiones o la muerte de personas”.
Se ha instado a los clientes estadounidenses existentes a buscar soluciones tecnológicas alternativas antes del 29 de septiembre, fecha en la que se espera que la compañía deje de proporcionar actualizaciones de software y firmas antivirus.
Kaspersky ha refutado las acusaciones, afirmando que no participa en actividades que puedan amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos y que la decisión se tomó basándose en el “clima geopolítico actual y preocupaciones teóricas”, en lugar de una evaluación exhaustiva de sus productos y servicios.