Sabau, de ascendencia rumana, afirmó estar lidiando con el racismo en el lugar de trabajo. Tras su cese en diciembre de 2021, volvió a la empresa de seguridad de Tarragona, Cataluña, donde tomó como rehenes y disparó a sus antiguos compañeros. La policía llegó pronto y pudo arrestarlo. Posteriormente resultó que un ex colega había muerto y que otros tres habían resultado heridos. La policía también había disparado contra Sabau, causándole daños permanentes en la médula espinal.
Ese daño provocó la amputación de una pierna y una parálisis parcial, tras lo que Sabau solicitó la eutanasia. A pesar de ser sospechoso de asesinato, el juez autorizó la eutanasia. Los familiares exigieron que esto no siguiera adelante.
“No se trataba de impedir la eutanasia, pero sí queríamos que las víctimas tuvieran un juicio justo”, dijo su abogado, José Natonio Bitos, según el diario español El País. Desde junio de 2021, la eutanasia es posible en España, aparentemente también para los sospechosos de asesinato.