La integración de la economía circular en la industria textil es más que una tendencia. Representa una necesidad urgente y una oportunidad de innovación y diferenciación, FashionUnited entrevistó a Jorge Mataix, socio y familiar de Francisco Mataix, director general de Belda Lloréns, que es consciente de ello. Desde la fundación de la marca ECOLIFE hace seis años, la multinacional alicantina es líder en sostenibilidad en la hilatura y pionera en Europa en el uso de materiales sostenibles. La empresa realiza toda su producción en España. Para promover la economía circular, ECOLIFE lanza este año un nuevo producto: E-Circle.
¿Cuál es la situación actual de la industria textil europea en relación con la economía circular?
Actualmente, Europa se centra en la digitalización y la economía circular. El sector textil, uno de los mayores emisores de CO2, desempeña un papel clave en esto. En Belda Lloréns somos pioneros, especialmente en España, con una trayectoria de más de cuarenta años en el uso de materiales sostenibles. El siguiente paso es implementar y promover la economía circular para hacer la industria textil más sostenible.
¿Qué dicen las leyes europeas sobre la economía circular?
Actualmente se están desarrollando leyes a nivel europeo y español que harán responsables a los fabricantes de ropa de todo el ciclo de vida de sus productos, desde el uso de las materias primas hasta su concepción. Estas regulaciones deberían aplicarse a partir de 2025.
Sin embargo, faltan tecnologías sofisticadas para eliminar todas estas prendas y residuos posconsumo, de los cuales más del 80% acaba actualmente en vertederos o se incinera. Como resultado, sólo se recicla el 25%. Las leyes y la necesidad de actuar están ahí, pero todavía falta una solución mecánica o química.
¿Cómo promueve Belda Llorén la economía circular?
Belda Lloréns implementa la economía circular convirtiendo prendas usadas en fibras textiles para nuevos hilos y tejidos. Este enfoque corresponde a los dos métodos principales de la economía circular: mecánico y químico.
Preferimos el método mecánico porque es más limpio y sostenible, pero también utilizamos fibras postconsumidas procedentes de conversiones químicas por parte de los fabricantes. Se trata de descontaminar la ropa vieja quitando cremalleras, botones y otros accesorios. Luego son llevadas a empresas como RB Fibers o Recuperados LLacer, donde recibimos fibras post-consumo multicolores que, mezcladas con otras fibras sostenibles, se procesan en hilos y tejidos. Estos contienen una parte de los restos multicolores de la ropa usada.
¿Qué innovaciones y productos ofrecéis?
En Belda Lloréns hemos desarrollado el producto “E-Circle”, que combina materiales postconsumibles multicolores como el algodón BCI (Better Cotton Initiative) y el poliéster reciclado procedente de textiles (no de botellas). Este enfoque minimiza el consumo de agua y CO2. Planeamos lanzar una paleta de 6 a 7 colores para empresas de ropa, moda y textiles para el hogar, y los colores provendrán de los consumibles postales multicolores.
Las fibras posconsumo están limitadas en la reutilización de hilos abiertos y solo pueden usarse en hilos nuevos hasta un cierto porcentaje.
Este nuevo producto, E-Circle, está certificado por la empresa BCome, plataforma que nos informa y certifica del impacto ambiental en cuanto a CO2, agua y energía, tanto en consumo como en ahorro respecto a los mismos nuevos materiales. Creemos que debemos comprometernos en esta dirección para ser parte de una solución para la gestión de residuos posconsumo.
Además de E-Circle, el producto posconsumo multicolor, nuestra paleta de colores también se basa en E-Denim, el denim posconsumo.
El denim electrónico ya existía, pero se incluirá en esta nueva carta centrada en la economía circular. Con ello podremos ofrecer un producto estandarizado en stock para que las personas puedan incluir productos posconsumo multicolores o realizar un proyecto de economía circular B2B.
Ya contamos con clientes enfocados al vestuario laboral, como FRISTADS, CHAUDDEVANT y DIBELLA, con quienes trabajamos en el ámbito de la economía circular. Estos clientes se encuentran principalmente en el norte de Europa, donde el conocimiento de los consumidores es mayor que en el sur.
En España, por ejemplo, trabajamos con empresas como Mayoral. Realizamos proyectos B2B de economía circular con este concepto multicolor en nuestros hilados: “Servicio Post-Consumo en Stock”.
¿Qué papel le ve a las empresas textiles, a los consumidores y a las administraciones públicas?
La transición hacia una economía circular requiere del esfuerzo conjunto de empresas, consumidores y administraciones públicas. Las empresas deben ofrecer productos sostenibles y circulares como lo hacemos nosotros. En Belda Lloréns podemos ofrecer productos que educan al consumidor sobre sus certificaciones, trazabilidad e impacto ambiental, identificables mediante un código QR. Trabajamos con BCome, que utiliza la reconocida metodología de la Fundación Ellen MacArthur para certificar la trazabilidad y el impacto ambiental de nuestros hilos y por tanto del tejido y de la prenda acabada.
Además, los consumidores deben estar informados y dispuestos a comprar productos que promuevan la circularidad y la sostenibilidad. Es necesario sensibilizarlos sobre estas cuestiones a través de la educación en las escuelas y universidades.
Finalmente, las administraciones públicas deberían promover políticas y educación para el consumo sostenible. Otra forma de impulsar la reindustrialización del sector sería que las administraciones públicas apoyaran leyes que obliguen a que los productos textiles de las administraciones públicas, como uniformes militares, de bomberos, hospitales, policías y otros, sean reciclados e integrados en la economía circular. Las prendas se convierten. La idea es comprar localmente la ropa mencionada que contiene algunos de sus propios residuos. Esto apoyaría significativamente la creación de empleo y la revitalización de la industria textil nacional y europea.
Otra forma de promover el uso de la economía circular en el textil sería clasificar los productos textiles según su impacto ambiental, con calificaciones de la A a la D (donde D tiene el menor impacto ambiental y A el mayor), similar a lo que ocurre actualmente. con alimentos o lavadoras, que miden el consumo de energía. Esta sería una herramienta útil para los consumidores a la hora de elegir un producto en función de las emisiones de carbono o el consumo de agua.
Estoy seguro de que nos esforzaremos por lograr el cambio. En España, el 20% de los consumidores de textiles de lujo pagan demasiado por un bolso o una chaqueta. Si pudiéramos lograr el mismo porcentaje con un consumidor sostenible, tendría sentido.
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