John (55) cambió rigurosamente su vida: de plazos extenuantes y ritmo frenético a estar tumbado en una hamaca durante horas.

Fue un día crucial, hace años. John acababa de salir a dar un paseo. Bueno, ‘solo’. No se sentía bien, eso era obvio. El médico de salud y seguridad acababa de decirle que debería caminar para despejarse la cabeza. Sujetar. Él hizo. Pero ese día estaba caminando por una vía de tren. Y ese tren no era solo un ‘modo de transporte neutral’. No ese día. Ese tren fue repentinamente para John principalmente un medio para terminar con todo. “En un instante pensé: si salto, todo terminará”.



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