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Después de seis años, finalmente se ha llegado a un veredicto en el proceso contra Jérôme Boateng. Se perdió una señal clara contra la violencia doméstica.
El futbolista profesional está amonestado, por lo que sólo tendrá que pagar la multa de 40 cuotas diarias de 5.000 euros cada una si vuelve a endeudarse en el plazo de un año. Él corre con los costos del procedimiento. Además, en un plazo de tres meses deberá pagar 50.000 euros a la Asociación de Bienestar Familiar y Juvenil y otros 50.000 euros a un hospital infantil. Pero una advertencia es también una declaración de culpabilidad. Y eso dice: daño corporal intencional.
La sentencia es tan inusual como indulgente. El juez que preside justifica el veredicto diciendo que la imagen del “notorio golpeador de esposas” No quedó mucho del interrogatorio de Boateng. La abogada Christina Clemm, que ha representado a sobrevivientes de violencia doméstica en los tribunales durante 28 años, nunca había experimentado un veredicto similar en casos de violencia doméstica. Los requisitos para tal advertencia son amplios, debe haber razones especiales para ello en la personalidad del condenado y, como excepción, la defensa del ordenamiento jurídico no requiere pena.
Boateng no tiene antecedentes penales
Clemm en general acoge con agrado el veredicto de culpabilidad, aunque el castigo estuvo muy por debajo de las exigencias de la fiscalía y Boateng no tiene antecedentes penales. Sin embargo, como señal para las mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas, este veredicto es fatal. Porque una vez más se banaliza un acto de violencia como un “desliz” o como dice el juez: “Aquí tenemos a una persona que alguna vez se asustó excesivamente en una relación”.
Violencia contra las mujeres, algo que “en el fragor de la batalla” Puede suceder que surja de la dinámica de la relación de pareja. Christina Clemm comenta el veredicto con las palabras: “Se podría haber demostrado en la sentencia que la violencia doméstica está prohibida, independientemente de quién la cometa, pero en cambio se relativiza y se da complicidad a la parte perjudicada”.
Ni una palabra sobre eso balance de poder
En la sentencia no se analiza la relación de poder existente entre un futbolista destacado, bien remunerado y con mucha publicidad, y una mujer económicamente dependiente a causa de sus hijos. Y: Jérôme Boateng pide disculpas a sus hijos en su alegato final y admite “También cometí errores” tener. Eso no suena como un claro rechazo a la violencia contra su expareja.
En todas partes, la violencia cometida tras las puertas cerradas de la vida privada se declara un asunto privado. La violencia doméstica es un delito penal y, como tal, no es privada. Y también forma parte del reportaje para deportistas. Y también deberían abordarlo los clubes y asociaciones.
Sin veredicto en el caso Zverev
Incluso si no hay condena, como en el caso de Alexander Zverev. El proceso contra él por una agresión violenta a su exnovia fue suspendido a principios de julio tras el pago de una multa de 200.000 euros. Por tanto, se le considera inocente, aunque una portavoz del tribunal haya dicho al final del juicio: “No está claro qué pasó” se puede cotizar.
El número de víctimas de la llamada violencia doméstica lleva años aumentando. Más de un cuarto de millón de personas han sido víctimas de violencia doméstica – estos son los casos registrados por la policía – en el 70 por ciento de estos casos las víctimas son mujeres. 155 mujeres fueron asesinadas como consecuencia de la violencia doméstica en 2023. Los perpetradores se pueden encontrar en todos los medios sociales y provienen de una amplia variedad de orígenes. Más del 70 por ciento de la violencia proviene de los hombres.
Cómo abordan las asociaciones el tema de la violencia doméstica
El deporte y los deportistas no son una excepción, pero sin duda podrían servir como modelo a seguir. Ya es hora de que el tema sea tratado de forma destacada por clubes y asociaciones y también aparezca de forma natural en los medios deportivos. Esa solidaridad no es con los perpetradores de violencia doméstica y sexual, sino con las víctimas. Y que estos ataques violentos ya no se declaran como un asunto privado, sino que queda claro: una parte importante de la sociedad se ve afectada por ellos. Y no es sólo tarea de los tribunales aclarar cuestiones de culpabilidad.
Es tarea de la sociedad en su conjunto adoptar una posición clara contra cualquier violencia y evitar así que llegue a ese punto. Suena obvio. Pero dadas las cifras actuales, esto parece sumamente necesario.